— 173 — Prevención primaria del cáncer de mama… – No hay evidencia suficiente que respalde que el té verde reduzca el riesgo de cáncer de mama. – Hay limitada evidencia de que el consumo de alimentos que contienen carotenoides así como alimentos ricos en calcio disminuyen el riesgo de cáncer de mama. – La soja, como fuente de isoflavonas, tiene componentes con una débil actividad estrogénica, lo que lleva a una controversia sobre sus efectos, dada la relación de los estrógenos con el cáncer de mama. Sin embargo, se ha comprobado que puede tener un efecto anticancerígeno y antioxidante, que induce la apoptosis y disminuye la angiogénesis. Hay estudios en marcha para dilucidar este aspecto. Actividad física En la actualidad, el modo de vida de los países industrializados favorece el sedentarismo y la ingesta hipermetabólica, como hemos comentado. La actividad física regular reduce el riesgo de cáncer de mama en mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas. Dicha protección parece más evidente en mujeres delgadas durante la premenopausia, dado que aumenta la probabilidad de ciclos anovulatorios. En mujeres posmenopáusicas, una elevada actividad física también se ha asociado con una disminución del riesgo, dado que no solo interviene en el control del peso, sino que además aumenta los niveles de globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG) que disminuye los niveles de estrógenos y andrógenos libres. Favorecer la actividad física podría prevenir un 10 % de los cánceres a escala mundial. Tratamiento hormonal La terapia hormonal combinada (estrógenos-progesterona) se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama que la terapia hormonal simple con estrógenos, sobre todo en aquellas pacientes posmenopáusicas con uso prolongado de tratamiento hormonal sustitutivo durante más de 5 años. No existe un efecto causal definitivo entre el cáncer de mama y el uso de anticonceptivos orales o fármacos para la fecundidad. Otros Factores ambientales Existe una serie de sustancias químicas ambientales que pueden compor tarse como estrógenos o disrruptores hormonales. Dichas sustancias han demostrado capacidad carcinógena en animales de experimentación, pero los estudios que intentan demostrar la causalidad entre un único agente químico y el cáncer de mama son complejos. Por lo tanto, no podemos afirmar que exista una clara relación entre dichas sustancias y el cáncer de mama.
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