Manual de patologia mamaria en atención primaria

Patología mamaria en Atención Primaria — 50 — Se debe tratar precozmente. Inicialmente, se favorecerá el vaciamiento de la leche y, en ausencia de mejoría, se deberá asociar antibiótico y analgésicos. No se debe retirar la lactancia por este motivo. – Mastitis no puerperales: son menos frecuentes. Habitualmente secundarias a lesiones previas, como hematomas, lesiones cutáneas (heridas, quistes o forúnculos). La mama presenta eritema, edema, dolor y calor. Los síntomas sistémicos (fiebre, escalofríos, etc.) son infrecuentes pero podemos encontrar adenopatías axilares. En ausencia de mejoría de la clínica con tratamiento se debe de realizar el diagnóstico diferencial con carcinoma inflamatorio. – Mastitis tuberculosas: no es frecuente, aunque se está notando un aumento de su incidencia. Generalmente se presenta como un nódulo único mal delimitado con enrojecimiento y engrosamiento de la piel. Puede evolucionar hacia la formación de múltiples fístulas. Es impor tante excluir malignidad. El diagnóstico se realiza mediante patología al observarse necrosis caseosa e identificación de bacilos en la microbiología. El tratamiento se basa en tuberculostáticos. – Mastitis complicadas: • Abscesos mamarios: colección de pus en el tejido mamario. Se desarrollan cuando la mastitis no responde bien al tratamiento médico. Puede ocurrir durante el puerperio o no. El diagnóstico se hace mediante ecografía. La mayoría de los casos requieren drenaje (percutáneo o quirúrgico). • Mastitis fistulizante: puede ocurrir como complicación del drenaje de un absceso o de forma espontánea. La localización predominante es en la región periareolar. El tratamiento definitivo es quirúrgico. • Quistes, seromas posoperatorios, galactocele infectado, etc. Mastitis no infecciosas – Ectasia ductal: se produce una dilatación de los ductos de la mama e inflamación crónica. Es más frecuente en la mujer, pero también puede aparecer en el varón. Puede presentar secreción por el pezón, tumoración subareolar o complicarse con absceso o fístula periareolar. Sin embargo, lo más frecuente es que sea asintomática, en mujeres posmenopáusicas y de manera bilateral. – Mastitis periductal o enfermedad de Zuska: es más frecuente en mujeres jóvenes fumadoras. Cursa con dolor, rubor, tumor y secreción por el pezón, en la zona retroareolar o central. El tratamiento consiste en antibioterapia y analgesia. En ocasiones se requiere tratamiento quirúrgico. Es fundamental que la paciente deje de fumar. Dentro de esta entidad se puede englobar la fistulización periareolar recidivante o también llamada galactoforitis crónica supurativa. Como su propio nombre indica se caracteriza por la presencia de fístulas próximas a la areola de forma recurrente.

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