Guí a OncoSur de Cáncer de ovar io 36 > INTRODUCCIÓN El cáncer de ovario (CO) es una de las patologías más letales, dado que hasta en el 70-80 % de los casos se diagnostican en etapas avanzadas (estadios III y IV de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia [FIGO]). La cirugía de citorreducción desempeña un papel crucial en el manejo de esta patología y el volumen de enfermedad residual es un factor pronóstico desfavorable plenamente establecido (1). VÍAS DE ADMINISTRACIÓN DE QUIMIOTERAPIA Quimioterapia intravenosa El tratamiento estándar del CO avanzado continúa siendo la cirugía de citorreducción, seguida de quimioterapia (QT) adyuvante intravenosa (iv) con 6 ciclos de carboplatino AUC5-6 y paclitaxel 175 mg/m2 en régimen trisemanal ± bevacizumab. La adición de bevacizumab a este esquema mejora la supervivencia libre de progresión y debe valorarse en este contexto (2,3). Los esquemas semanales no mejoran ni la supervivencia libre de progresión (SLP) ni la supervivencia global (SG) en población occidental y pueden ser incluso deletéreos en población frágil anciana. Tampoco se deben contemplar como una alternativa a esquemas que contengan bevacizumab (1-4). Apesar del beneficio que supone la QT adyuvante, hasta el 70 % de las pacientes sufrirá una recaída, lo que ha llevado a buscar nuevas estrategias que mejoren estos resultados. Teniendo en cuenta que la ruta más común de propagación del CO es la cavidad peritoneal, y que administrar los fármacos directamente en esta cavidad logra mayores concentraciones intratumorales, se ha planteado esta vía de administración como una posible alternativa. Hay dos maneras de administrar QT por esta vía: de manera cíclica a través de un catéter (quimioterapia intraperitoneal [ip]) o de manera directa en el mismo acto quirúrgico mediante la inducción previa de hipertermia (quimioterapia intraperitoneal hipertérmica [HIPEC]). Quimioterapia intraperitoneal La QT ip ha demostrado su utilidad en pacientes con CO en estadios III con cirugía óptima y enfermedad residual ≤ 1 cm (especialmente en ausencia de enfermedad residual). Tres estudios aleatorizados (GOG 104, GOG 114 y GOG 172) y un metaanálisis han demostrado un beneficio en SLP y SG en este escenario (1). Sin embargo, bien porque incluyeron un número bajo de pacientes o porque los esquemas de tratamiento no eran comparables o por su elevada toxicidad, no se implementaron en la práctica diaria (2). El estudio GOG 172 comparó la administración iv de paclitaxel y cisplatino con paclitaxel iv seguido de la administración ip de cisplatino y paclitaxel en pacientes con CO en estadios III con enfermedad residual < 1 cm (5). Aunque hubo un beneficio marcado en la SG a favor de la quimioterapia ip, Quimioterapia y vías de administración Coralia Bueno Muiño y Elsa Bernal Hertfelder Servicio de Oncología Médica. Hospital Universitario Infanta Cristina. Parla, Madrid
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