Guía OncoSUR - Infecciones en pacientes con tumor de órgano sólido

Guí a OncoSur de infecc ione s en pac i ente s con tumor de órgano sól ido 10 > – Procedimientos o cirugías recientes. Hay que tener en cuenta: • Cuándo fue la última cirugía y/o procedimiento intervencionista, así como el riesgo de complicación infecciosa asociado a la intervención. • Si se trató de una cirugía programada (por ejemplo, del tumor primario) o urgente en el seno de una complicación (por ejemplo, perforación intestinal en un paciente con cáncer colorrectal). • ¿Cómo fue el posoperatorio? Presencia o no de complicaciones y si estas fueron infecciosas. ¿Cuál fue la clínica de sospecha de la complicación, cuáles los aislamientos microbiológicos y los antibiogramas correspondientes, y cómo se realizó el manejo (requirió ingreso o no)? – Dispositivos que predispongan a un aumento del riesgo infeccioso. Catéteres/stents biliares, nefrostomía, dispositivos intravasculares (catéter periférico o central), etc. – Condicionadas por el propio tumor. Masas endobronquiales que condicionen neumonías de repetición; masas abdominales que obstruyan la vía biliar o los uréteres y condicionen colangitis o pielonefritis de repetición; masas necróticas fistulizadas o no que puedan sobreinfectarse, etc. Situación clínica y analítica actual del paciente Independientemente de los antecedentes infecciosos y de las condiciones individuales que debamos tener en cuenta antes de plantear un tratamiento sistémico en nuestros pacientes, lo más importante es la evaluación clínica en el momento del inicio del tratamiento sistémico, especialmente en aquellos que han tenido antecedentes infecciosos recientes. Tenemos que evaluar la situación actual, la evolución de la clínica infecciosa (fiebre, dolor, etc.), si está resuelta (de manera completa o parcial) y si el tratamiento antimicrobiano previo ha sido el óptimo y se ha completado. En función de todos esos parámetros habrá que decidir cuándo es el mejor momento de comenzar un tratamiento oncológico específico en función del riesgo infeccioso, el grado de inmunosupresión asociado a cada régimen y las implicaciones de una demora en el inicio del tratamiento oncológico en ese paciente concreto. En un escenario metastásico, donde el objetivo principal es mejorar la calidad de vida y las infecciones de repetición pueden suponer un aumento de la morbimortalidad y condicionar ingresos frecuentes, debemos sopesar retrasar y/o adecuar la intensidad del tratamiento oncológico. Sin embargo, en los pacientes donde el tratamiento oncológico tiene intención curativa o un claro beneficio de supervivencia, la infección no debe retrasar el inicio del tratamiento oncológico. Estudios previos al inicio de cualquier tratamiento sistémico Antes de iniciar cualquier tratamiento sistémico se deberán realizar algunos estudios (1,2). Estudio analítico básico Se deberá realizar un estudio analítico básico que incluya hemograma, coagulación y bioquímica (función renal y hepática, fundamentalmente). En todos los casos sería conveniente conocer el estado inmunitario frente a: – Virus de la hepatitis A, B y C (VHA, VHB y VHC).

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