Guí a OncoSur de infecc ione s en pac i ente s con tumor de órgano sól ido 102 > Se recomienda también en los pacientes con factores de riesgo adicionales (gastrectomizados, situaciones de desnutrición, uso de esteroides o anti-TNF, trasplantados, VIH, hemodiálisis, contactos recientes con tuberculosis, hallazgos radiológicos incidentales, etc.) y en determinados tumores de órgano sólido con mayor riesgo de reactivación (cáncer de cabeza y cuello, y cáncer de pulmón). Se debe considerar el cribado en aquellos pacientes que sean susceptibles de ser tratados en el momento de su diagnóstico (estrategia test and treat) o en previsión de tratamientos inmunosupresores o inmunomoduladores futuros, individualizando las pautas según el cociente de riesgo/beneficio y la esperanza de vida. Para el diagnóstico se recomienda la realización de una radiografía de tórax y una técnica in vitro de liberación de interferón gamma (IGRA), en especial en los pacientes que se encuentren en las primeras dos décadas de su vida o en caso de haber sido vacunados previamente con BCG. En su defecto, se recomienda la realización de la prueba de la tuberculina o de Mantoux. En caso de resultar positivas, se debe descartar la infección activa mediante la realización de cultivos de esputo y técnicas de tinción específicas. En cuanto a la pauta terapéutica de la ITL, se debe igualmente individualizar en función de las características del paciente, el perfil de interacciones y el riesgo de presentar efectos secundarios (principalmente, neuropatía periférica y hepatotoxicidad). Se recomiendan pautas basadas en la isoniazida (5 mg/kg/día hasta un máximo de 300 mg/día, durante 6-9 meses) o bien basadas en rifampicina (10 mg/kg/día hasta un máximo de 600 mg/día, durante 4 meses). En determinadas circunstancias pueden ser recomendables pautas combinadas de isoniazida con rifamicinas durante 3 meses (5,10). Enfermedades parasitarias En cuanto a las enfermedades parasitarias, los pacientes procedentes de áreas tropicales y subtropicales pueden estar crónicamente infectados durante un tiempo prolongado y permanecer, sin embargo, asintomáticos, incluso sin eosinofilia periférica. Un ejemplo de ello es la infección por Strongyloides stercoralis, que puede perpetuarse durante décadas dado su ciclo vital, con capacidad de autoinfestar a un mismo individuo. La relevancia de su diagnóstico en caso de inmunosupresión (principalmente por la administración de corticosteroides) radica en la posibilidad de desencadenar un cuadro de hiperinfestación con una mortalidad muy alta. Esta situación puede manifestarse como fiebre, dolor abdominal, diarrea o íleo paralítico, neumonía, púrpura hemorrágica típicamente en la pared anterior del abdomen, bacteriemia y/o sepsis por bacilos gramnegativos, o meningitis. A diferencia de la estrongiloidiasis crónica no complicada, el síndrome de hiperinfestacion no suele presentar eosinofilia en sangre periférica. Su diagnóstico se realiza mediante serología y/o la detección de larvas en heces o mediante PCR. El tratamiento habitual es la ivermectina: 200 μg/kg v.o. en dosis única en ayunas, pudiendo repetirse a las 24 horas y a los 15 días si se trata de un paciente inmunosuprimido. En caso de hiperinfestación: ivermectina, 200 μg/kg/dia hasta 7-10 días después de la desaparición del parásito, o asociar ivermectina y albendazol en dosis de 400 mg/12 horas. Otra infección con un tiempo de permanencia en el huésped muy prolongado es la esquistosomiasis, contraída al realizar actividades profesionales o recreativas en contacto con agua dulce infestada. Según la especie, puede dar lugar a cuadros con afectación genitourinaria (Schistosoma haematobium), pudiendo ser causante con el tiempo de un carcinoma de vejiga de células escamosas, o bien intestinal, hepatoesplénica, pulmonar o más raramente neurológica. El diagnóstico se realiza mediante detección de los parásitos en las heces o la orina, o mediante serología. Su tratamiento es el praziquantel.
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