Guí a OncoSur de infecc ione s en pac i ente s con tumor de órgano sól ido 22 > Estudios microbiológicos Se deberán tomar dos parejas de hemocultivos previos a la administración de antibióticos e independientemente del estado febril del momento. En caso de ser portador de un catéter venoso central, una de las parejas se obtendrá a través de él. El resto de las muestras se obtendrán de las distintas localizaciones de acuerdo con la sospecha clínica (orina, heces, esputo, piel adyacente a la salida del catéter, catéter, líquido cefalorraquídeo, lesiones cutáneas, pus, líquido pleural, etc.). Se realizará una determinación de virus respiratorios en el exudado nasofaríngeo durante los periodos epidémicos, de especial relevancia en la pandemia de COVID-19. En ocasiones pueden ser necesarias medidas invasivas para la obtención de la muestra, como es el caso de la broncoscopia con lavado broncoalveolar en los pacientes con infiltrados o nódulos pulmonares, o la colonoscopia para detectar la colitis por citomegalovirus. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL El síndrome febril exige un meticuloso diagnóstico diferencial en el paciente oncológico y resulta fundamental la valoración del estado clínico y de los posibles datos de fracasos orgánicos orientativos de sepsis. En presencia de un recuento normal de neutrófilos podremos demorar el inicio de los antibióticos si la sospecha de un diagnóstico alternativo es alta (fiebre tumoral, proceso inmunomediado, enfermedad tromboembólica). ESTADIFICACIÓN DEL RIESGO Y TRATAMIENTO ANTIBIÓTICO EMPÍRICO El uso de la antibioterapia empírica precoz se ha establecido como la piedra angular del tratamiento de la infección del paciente oncológico y consigue reducir la mortalidad de origen infeccioso. El tratamiento antibiótico deberá ajustarse a la situación clínica, al grado de inmunosupresión, al foco infeccioso sospechado, al historial microbiológico del paciente y a los microorganismos relevantes o habituales en el ecosistema del centro hospitalario. Conocer la microbiología del centro hospitalario será fundamental en la elección de la pauta antibiótica en esta era de multirresistencias. De este modo, el tratamiento empírico se adecuará a los protocolos de cada centro. Habrá tiempo para realizar una desescalada antibiótica, pero el adecuado tratamiento empírico y su inicio precoz serán los factores determinantes del éxito (1). La estadificación del riesgo de complicaciones en función de la edad, la comorbilidad, la neoplasia y el tratamiento oncológico, la neutropenia (presente en la atención inicial o esperada en los siguientes días), la repercusión clínica del proceso infeccioso, el historial microbiológico, el lugar de adquisición de la infección y el soporte social nos ayudarán en la elección de la mejor estrategia de manejo, incluyendo el régimen de antibioterapia y la indicación de un tratamiento ambulatorio u hospitalario. Se recomienda la observación hospitalaria de los pacientes durante 12-24 horas, considerando el manejo ambulatorio en aquellos con bajo riesgo de complicaciones y evolución clínica favorable, y siempre que sea posible asegurar el acceso rápido al centro hospitalario y un seguimiento clínico precoz (7). Salvo excepciones, no se recomienda el tratamiento antifúngico empírico en la presentación del paciente con tumor de órgano sólido.
RkJQdWJsaXNoZXIy OTI4NTYw