Guía OncoSUR - Infecciones en pacientes con tumor de órgano sólido

Guí a OncoSur de infecc ione s en pac i ente s con tumor de órgano sól ido 86 > Las equinocandinas presentan una concentración mínima inhibitoria (CMI) más alta frente a C. parapsilosis y se duda de su eficacia frente a esta especie, recomendándose en estos casos el tratamiento con azoles o anfotericina B. En los pacientes oncológicos en que existan factores de riesgo de formas invasoras con clínica compatible o fiebre persistente resistente a pesar de la cobertura antibiótica de amplio espectro, se debe iniciar una terapia empírica con equinocandinas o fluconazol, según la gravedad del cuadro clínico que presente el paciente. La retirada del CVC y de las sondas urológicas cuando se consideren el foco de infección resulta fundamental y tiene un importante valor pronóstico. La elección del tratamiento específico dependerá de la epidemiología del centro, de la gravedad clínica, de la enfermedad de base y del uso previo de una profilaxis con azoles (1,3). Infecciones por Aspergillus spp. Es la infección por hongos filamentosos más frecuente en los individuos con neoplasias. Las infecciones pueden ocurrir en el pulmón, los senos paranasales, la piel, las mucosas, los ojos y el SNC. Entre sus factores de riesgo, entre los pacientes con tumor de órgano sólido es más frecuente en los casos de cáncer de pulmón en estadio III/IV. En la mitad de los casos, los pacientes tienen antecedentes de bronquitis crónica y han recibido esteroides o quimioterapia en el último mes. Su mortalidad está en torno al 50-70 %. En los últimos años se están empezando a identificar formas clínicas más subagudas, asociadas a un menor grado de inmunosupresión y que son más comunes en los pacientes oncológicos, como la aspergilosis pulmonar semiinvasiva, que cursa de manera subaguda o crónica, es más indolente y debuta como una neumonía necrotizante con fenómenos de cavitación; la tuberculosis es su principal diagnóstico diferencial y puede manifestarse clínicamente como tos crónica acompañada o no de hemoptisis. Las manifestaciones clínicas de la aspergilosis pulmonar invasiva son variables y pueden ir desde tos y fiebre hasta hemoptisis e insuficiencia respiratoria. El diagnóstico precoz muchas veces se realiza en función de los hallazgos radiológicos, especialmente mediante TC; pueden identificarse nódulos, infiltrados difusos intersticiales y los signos del halo y de la media luna, que ayudan al diagnóstico precoz. La aspergilosis cerebral es rara; presenta una incidencia del 7 % y tiene una mortalidad superior al 90 %. El diagnóstico suele hacerse mediante pruebas de neuroimagen ante manifestaciones clínicas compatibles, y se observan lesiones cerebrales con realce en anillo. La positividad en los cultivos de líquido cefalorraquídeo (LCR) es rara. Las infecciones de los senos paranasales cursan con edema facial, periorbitario y rinorrea, que puede ser hemática o negra. El diagnóstico se obtiene mediante visualización directa de los senos. La terapia incluye, además del tratamiento antifúngico, un desbridamiento quirúrgico. Aunque el diagnóstico definitivo de las infecciones por Aspergillus es mediante la biopsia y el cultivo, existen test antigénicos como el (1→3) β-D-glucano (sensibilidad 61-88 %) y el galactomanano (alta especificidad), así como nuevas técnicas de PCR, que pueden ayudar al diagnóstico.

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