Guía OncoSUR - Infecciones en pacientes con tumor de órgano sólido

Guí a OncoSur de infecc ione s en pac i ente s con tumor de órgano sól ido 92 > Prevención – Vacunación: disminuye el riesgo de infección y de complicaciones, aunque no las elimina. Se considera segura y eficaz en los pacientes con tumores de órgano sólido, aunque la protección puede ser subóptima. Está indicada en todos los pacientes con cáncer; el momento óptimo de su administración es al menos 2 semanas antes del inicio de la quimioterapia o 2 semanas después del último ciclo. Alternativamente, se puede administrar 1 semana después del ciclo. La vacunación de contactos cercanos, convivientes y personal sanitario aporta mayor protección. – Quimioprofilaxis con antivirales: no está indicada de rutina, pero puede ser útil en algunos casos. Para pacientes con tumores de órgano sólido, puede ser una opción en pacientes no vacunados en temporada de gripe o tras un contacto estrecho con un caso confirmado. En estos casos se administrará siempre la vacuna, valorando añadir oseltamivir 75 mg/día (mantener durante 2 semanas tras la vacuna, o 1 semana tras el contacto estrecho). Si el paciente comenzara con síntomas, es importante escalar a la dosis terapéutica (75 mg/12 horas). Como alternativa se puede esperar al inicio de los síntomas para instaurar el tratamiento de forma precoz. Tratamiento Está indicado el oseltamivir 75 mg/12 horas durante 5 días en todos los pacientes con sospecha de gripe y alto riesgo para complicaciones (todos los pacientes con quimioterapia activa se consideran de alto riesgo, especialmente los mayores de 65 años); necesidad de hospitalización, o con aparición de complicaciones graves o progresivas. Debe iniciarse lo antes posible, idealmente en las primeras 48 horas de la presentación de síntomas (sin esperar a la confirmación microbiológica). No obstante, en pacientes oncológicos y/u hospitalizados podría disminuir la morbimortalidad incluso iniciándose tardíamente. Su eficacia es mayor frente al virus de la influenza A (respecto a la B), pero está igualmente indicado en ambos casos. Algunos autores recomiendan considerar pautas más largas (hasta 10 días) en pacientes hospitalizados, gravemente inmunosuprimidos y con cuadros graves. No se recomienda el uso de dosis más altas (por ejemplo, 150 mg/12 horas). VIRUS DE LA HEPATITIS B Los pacientes con infección crónica o latente por el virus de la hepatitis B (VHB) y cáncer tienen un riesgo de reactivación viral asociado al tratamiento citotóxico (1,4-6). El riesgo de la reactivación viral va desde una hepatitis autolimitada, hasta el fallo hepático fulminante y la muerte. Los fármacos con actividad anti-CD20 y los trasplantes de células hematopoyéticas son los tratamientos asociados a un alto riesgo de reactivación. También son fármacos asociados a reactivación (aunque no con alto riesgo): fármacos citotóxicos, antraciclinas, corticoides prolongados (≥ 20 mg, ≥ 4 semanas), algunos inhibidores de las tirosinas quinasas, fármacos anti-TNF, inhibidores de mTOR, o inhibidores de los check-point inmunes (anti-PD-L1, anti-PD-1, anti-CTLA-4). Cribado En nuestro medio, está justificado el cribado o screening universal dado que la prevalencia de VHB es superior al 2 % (como expusimos en el capítulo 1). Para ello, además de un perfil hepático (transaminasas) se realizará una determinación basal (previa al inicio del tratamiento oncológico) de HBs Ag, anti-HBc, y anti-HBs, completando el estudio con carga viral (ADN VHB) si el resultado de alguno de ellos fuera positivo. En función de los resultados, el paciente será clasificado:

RkJQdWJsaXNoZXIy OTI4NTYw