Autor: Emilio Benito García
El conocimiento de los preceptos legales que, como personal sanitario, nos afectan y que en este manual se definen pretende ser esa herramienta que cada vez más echamos de menos, después de casi cuatro décadas de actividad profesional extrahospitalaria realizada, a veces, con tintes heroicos. En esta guía pretendemos explicar y adaptar figuras legales a la casuística habitual de la emergencia, as-pirando a generar una suerte de guía informativa de apoyo, que nunca sustituirá la asistencia letrada que necesitemos en cada caso, pero que, de momento, pretende sensibilizarnos con el conocimiento de esa realidad tan ajena y árida a nuestro medio. Cuando nos enfrentamos a una emergencia como sanitarios, iniciamos un viaje para el que no llevamos todas las herramientas que vamos a necesitar, incluso desde que arrancamos la ambulancia y nos ponemos en marcha. La no muy extensa casuística clínica, reconozcámoslo, pretende ser condensada en unos pocos (o muchos) procedimientos que dirigen, sin imponerse, la actuación del clínico. Lejos de ser normas de obligado cumplimiento, son manuales orientadores, sí, pero son los que definen a la postre la lex artis y eso no es baladí como veremos. Y en este contexto nos damos cuenta de la posibilidad de que dichos procedimientos o, mejor dicho, su ejecución, se cruce con otros que sí son de obligada cumplimentación, como los definidos en los preceptos legales que nos rodean, afectan e impregnan en todo momento, nos gusten o no, los conozcamos o no. Acostumbrados a la claridad expositiva de los procedimientos clínicos, con esquemas, gráficos, ayudas nemotécnicas y cognitivas que incluso podemos condensar en una tarjeta de fácil y rápida consulta, nos enfrentamos, si consultamos el mundo de la ley, a documentos áridos, extensos, lejos de nuestra habitual materia compresiva y, por supuesto, sin ningún apoyo infográfico tan útil y al que estamos tan acostumbrados. Más aún: la evidencia científica se actualiza cada … ¿cinco años? La normativa cada semana, en el mejor de los casos. Y aún más. En el mundo sanitario casi todo es objetivo: analítica, registros eléctricos, imágenes, datos biométricos. Es como si hubiera una verdad ontológica ínsita en cada situación a la que se puede acceder con un adecuado análisis de los datos en cada caso. El tiempo acaba dando la razón o no al enfoque diagnóstico y terapéutico, obligando a cambiarse o a ajustarse, pero las discrepancias con ellos son excepcionales. El “otro” mundo está, a menudo, lleno de opiniones, contradicciones, valoraciones subjetivas, análisis capciosos e interesados. Aquí no hay una verdad absoluta. Hay una sentencia o resolución judicial de obligado cumplimiento, que no deja de ser una opinión más, con imperio, sí, pero opinión, al fin y al cabo.