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XXXII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia

58

En los cambios a un nuevo factor a un sujeto, nos ayuda a

ajustar las dosis a demanda y en profilaxis según la cinética

individual del fármaco en el paciente.

En sujetos que no responden adecuadamente a las dosis

indicadas, el aclaramiento del fármaco puede ser diferente

y el conocimiento de la PK puede colaborar en el ajuste

de dosis.

Dosificación en niños: la vida media del FVIII se incrementa

con la edad

15

. Algunos autores sugieren realizar un estudio

de PK cada 2 años en la población infantil dadas las varia-

ciones de volumen plasmático, hematocrito e índice de masa

corporal que pueden experimentar

17

.

En pacientes con inhibidor erradicado, los estudios de PK

permiten confirmar la normalización de la vida media del

factor infundido en el sujeto

9,18

.

Ajustar las dosis en sujetos obesos, ya que la recuperación

de factor puede ser mayor de la esperada en este colectivo

de pacientes con hemofilia

19

.

Influencia de los parámetros de PK en la evolución

clínica del paciente en profilaxis

Son tres los parámetros farmacocinéticos que pueden resultar

de interés para el ajuste del tratamiento profiláctico en los sujetos

con hemofilia: niveles valle de factor antes de la siguiente dosis

de profilaxis

5,20

, niveles pico de factor y el área bajo la curva de

concentración vs tiempo

21,22

.

Niveles valle de factor

El nivel valle recomendado en profilaxis es superior a

1%

9,15,20

. No obstante, hay sujetos con hemofilia que pueden

necesitar niveles más elevados para prevenir los sangrado debi-

do a la existencia de artropatía hemofílica previa

14

, una mayor

actividad física

5,7,8

, etc.

Existe discordancia en la literatura especializada a la hora de

demostrar la correlación entre niveles valle de factor y la inciden-

cia de sangrados. Ahnströn y cols.

23

encuentran una correlación

débil entre estas dos variables en una población de 64 sujetos con

hemofilia grave sin artropatía hemofílica clínica, ni articulaciones

diana. Por el contrario, Collins y cols.

20

describen en niños cómo

por cada hora con niveles de FVIII inferiores al 1% se incrementa

la tasa anual de sangrados un 2,2%. Esto ha sido validado por

otros autores

21,22

. Valentino y cols.

22

en una cohorte prospectiva

de 34 sujetos con hemofilia A y FVIII menor 2% en profilaxis,

infieren por PK que la mediana de FVIII residual en los sangrados

espontáneos es de 2,7% (0-27), de 3,6% (0-42) para los traumá-

ticos y de 3,4% (0-42) para los hemartros. Describen cómo la

mayoría de los hemartros traumáticos se producen con niveles de

FVIII inferiores a 10% (mediana 3,8%) y tienen lugar a partir de

las primeras 24 horas.

Como reflexión podríamos decir que los niveles valle desea-

bles oscilan entre 1% y 5%, si bien los sangrados pueden produ-

cirse incluso con niveles altos. El nivel valle adecuado en un sujeto

debe ser definido en función del perfil clínico del paciente, su

estado articular de base y la susceptibilidad de sus articulaciones

al sangrado

5

.

Niveles pico de factor

La relevancia de los niveles pico en la profilaxis aun no ha sido

claramente dilucidada. Cuando aumentamos la frecuencia de dosifica-

ción en la profilaxis, alcanzamos niveles valle iguales o superiores con

picos inferiores. Lindvall y cols.

24

evidenciaron este hecho, no obstante

los pacientes no reducían sus sangrados, sino que al contrario, estos

aumentaban con la administración de profilaxis diaria. Los autores

justifican el hecho por la disminución del pico de factor que al resultar

inferior protege menos al paciente en las horas de máxima actividad.

En el mismo sentido, Valentino y cols.

21

comparan los resultados de

34 pacientes con hemofilia A y FVIII inferior a 2% randomizados a

recibir profilaxis estándar (50 UI/kg/48 horas) o ajustada por PK (20-

80 UI/kg/3 días) ajustadas a valle de 1%. Encuentran que a menor pico

mayor frecuencia de sangrados de forma estadísticamente significativa.

Por tanto, podríamos decir que los niveles pico de factor son

relevantes en la prevención de sangrados. Deberíamos tener en

cuenta estos niveles pico en el diseño del esquema de profilaxis,

sobre todo en sujetos con actividad física más intensa, intentado

hacer coincidir dichos picos con los de actividad. Los costes de

este tratamiento deben ser valorados juiciosamente para no indicar

dosis innecesariamente elevadas en sujetos que no lo necesitan, ni

bajas en aquellos con mayores requerimientos, en los que las dosis

bajas generan un gasto sin el beneficio clínico deseado.

Área bajo la curva de concentración

vs.

tiempo

Es escasa la evidencia científica al respecto. Collins y cols.

20

especulan sobre la influencia de los niveles valle en la prevención

de los sangrados intercurrentes, el nivel pico en la prevención de

sangrados en caso de actividad física y el área bajo la curva en la

prevención de los sangrados subclínicos. Aunque parece lógico

pensar que a mayor tiempo con niveles de factor superiores habrá

menos sangrados, la única evidencia clínica del área bajo la curva

ha sido aportada recientemente por Valentino y cols.

21

en el estudio

descrito en el párrafo anterior. Este grupo describe cómo los suje-

tos con AUC mayor presentan una menor tasa anual de sangrado

en general. Cuando compara la AUC en las primeras 12 horas de

la administración de factor entre sujetos con sangrados y sin ellos

no encuentra diferencias estadísticamente significativas, pero los

autores lo justifican por el tamaño de la serie.

Ventajas e inconvenientes de la profilaxis ajustada

por PK

La profilaxis ajustada por PK puede presenta pros y contras.

Entre las ventajas encontramos la posibilidad de individualización

del tratamiento según el estilo de vida del paciente, una potencial

mejora de la adherencia y un ahorro económico. Los principales

inconvenientes son la dificultad del cálculo de los parámetros de

PK y, sobre todo, la necesidad de extracción de múltiples muestras.

En referencia a los puntos a favor de la profilaxis ajustada, existe

un único ensayo prospectivo randomizado

21,25

según profilaxis están-

dar y ajustada por PK. En él no se detectan diferencias estadística-

mente significativas en la reducción de los sangrados, la mejora de la

adherencia al tratamiento o los costes. Respecto a los costes, Carlsson

y cols.

15

estiman, a través de modelos matemáticos, una reducción de