

Ponencias
23
Micropartículas endoteliales: papel modulador de la función vascular
J. Carracedo Añón
1,2,3
, A. Carmona Muñoz
1,3
, F. Guerrero Pavón
1,3
, P. Buendía Bello
1,3
, P. Aljama García
1,2,3
, R. Ramírez Chamond
3,4
1
Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC)/ Hospital Universitario Reina Sofía/Universidad de Córdoba. Córdoba.
2
Unidad de Gestión Clínica
de Nefrología. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba.
3
RETICs Red Renal. Instituto de Salud Carlos III. Madrid.
4
Departamento de Biología de Sistemas. Universidad de
Alcalá de Henares. Alcalá de Henares. Madrid
Introducción
Las células endoteliales presentan una superficie no adherente
y anticoagulante en relación con el flujo de sangre circulante; la
lesión de estas células endoteliales puede provocar un aumento
de la adhesión celular y la iniciación de la coagulación con el
consiguiente desarrollo de inflamación y trombosis
1
. La alteración
del endotelio se ha considerado como el primer estadio para el
desarrollo de la enfermedad vascular
2
. En consecuencia, la detec-
ción de la alteración morfológica o funcional de la célula endotelial
resulta fundamental para el diagnóstico precoz y la intervención
profiláctica en muchas situaciones protrombóticas y proarterios-
cleróticas. Sin embargo, controlar el estado del endotelio resulta
difícil debido a su inaccesibilidad; esta situación ha mejorado en
los últimos años porque se ha demostrado que las células endo-
teliales pueden liberar microvesículas (MV), llamadas también
micropartículas, con características que reflejan el estado de la
célula que las originó
3
.
Este trabajo tiene como objetivo actualizar los conocimientos
acerca del papel fisiológico principal de las microvesículas endo-
teliales (MVE) como reguladoras de la función vascular y su papel
en el desarrollo de enfermedad vascular.
Definición, nomenclatura y clasificación de las MVE
Las MVE son vesículas extracelulares producidas por las célu-
las del endotelio cuyo papel fundamental es servir como sistema
de señalización entre los elementos que participan en la función
y la homeostasis del vaso
3
. Recientemente se ha recomendado
utilizar el término genérico “vesículas extracelulares” para todos
los tipos de vesículas que se encuentran en el espacio extracelular
4
.
En general, las vesículas extracelulares se pueden encontrar en
muchos fluidos corporales, incluidos el plasma y la orina; tienen
un tamaño variable entre 0,05 a 5 mm
3
, e intervienen en proce-
sos fisiológicos y fisiopatológicos participando como mediadores
en la comunicación intercelular. Pueden actuar sobre las células
diana directamente uniéndose a ligandos, receptores de superficie
y/o enzimas asociadas a la membrana, entregando o liberando su
contenido directamente al citoplasma.
Las vesículas extracelulares se encuentran elevadas en
pacientes con enfermedades vasculares, metabólicas, pulmona-
res, autoinmunes, neurodegenerativas, en la inflamación crónica
y en el cáncer
5
. La utilización de vesículas extracelulares como
marcadores para la predicción, diagnóstico, pronóstico y moni-
torización de terapias de enfermedades complejas resulta cada
vez más atractiva, así como su potencial para identificar nuevas
dianas terapéuticas
6
.
Dentro de las vesículas extracelulares se incluyen los exo-
somas, las MV o micropartículas y los cuerpos apoptóticos, que
son producidos por diferentes mecanismos
7
. Las MV son una
población heterogénea de hasta 2 mm de diámetro que se forman
a partir de la membrana celular en un proceso activo regulado
dependiente de la actividad enzimática y el calcio. El proceso de
identificación y separación de las vesículas extracelulares ofrece
una gran dificultad debido a su gran variabilidad.
Papel de las MVE en la función/disfunción vascular
En ausencia de patología, las MVE intervienen en el manteni-
miento de la homeostasis vascular, participando en el metabolismo
del entorno vascular
8
. Las MVE son capaces de actuar sobre la
pared vascular a nivel endotelial y sobre células del músculo liso
9
,
regulando tanto la reactividad vasomotora como la angiogénesis.
De hecho, la formación de MVE y su eliminación parece reflejar
un equilibrio entre la activación y el daño celular, la supervivencia
celular y la apoptosis, y la angiogénesis. Las respuestas del endote-
lio pueden ser inmediatas, liberando varios factores, o bien retarda-
das, modulando la expresión de genes implicados en la regulación
de la estructura y función del sistema vascular.
En modelos
in vitro,
los cultivos de células endoteliales produ-
cen MVE en un porcentaje muy bajo sin necesidad de un estímulo
adicional. Sin embargo, en respuesta a procesos de activación y/o
apoptosis, el número de MVE se incrementa de forma significativa.
Varios autores hemos comprobado cómo las células endoteliales
maduras procedentes de cultivos expuestas a la activación por cito-
cinas liberan un mayor número de MVE
10,11
.
Por otro lado, la concentración de MVE en la sangre de sujetos
sanos es clínicamente irrelevante. Sin embargo, en pacientes con
factores de riesgo cardiovascular y después de que se produzcan
eventos cardiovasculares, las concentraciones de MVE se incre-
mentan de forma significativa
12,13
. De hecho, en los pacientes con
patología cardiovascular se ha demostrado una asociación entre
el número de MVE circulantes y la puntuación de riesgo de Fra-
mingham, clásicamente utilizada para predecir el riesgo de morbi-
mortalidad cardiovascular
5
. En particular, los niveles elevados de
MVE en enfermedades asociadas con la lesión vascular, parecen
reflejar un proceso inflamatorio y protrombótico. Las MVE pueden
participar en el desarrollo y la amplificación de las enfermedades
cardiovasculares actuando tanto sobre las células cardíacas como
vasculares. Por otro lado, numerosos estudios han destacado el
efecto de medicamentos cardioprotectores sobre la reducción de
las concentraciones de vesículas extracelulares
6
, lo cual refuerza
las evidencias sobre la posible relación de las MVE con la lesión
vascular.